







Chile vota este domingo en medio de un clima de inquietud social. La seguridad ciudadana y la migración irregular son los temas centrales de una campaña presidencial polarizada entre dos figuras opuestas: Jeannette Jara, exministra del Trabajo y candidata de una coalición de centroizquierda, y José Antonio Kast, abogado ultraderechista que vincula el crimen con los migrantes indocumentados y propone un plan nacional de expulsiones.
El presidente de Chile, Gabriel Boric, ejerció este domingo su deber cívico en la primera vuelta de las elecciones presidenciales que definirán a su sucesor. El mandatario se presentó a su mesa de votación en su ciudad natal, Punta Arenas, en el extremo sur del país, cerca de las 8:30 de la mañana (hora local).
Boric llegó acompañado de su padre y con su hija recién nacida, Violeta, en brazos, aprovechando el día soleado para saludar y conversar con los numerosos ciudadanos magallánicos que hacían fila para votar.
Tras emitir su sufragio, el jefe de Estado se dirigió a los medios para destacar la importancia de la jornada, invitando a todos los chilenos, "desde Visviri a Puerto Toro", a participar. Subrayó que, más allá de las legítimas diferencias democráticas, este es un momento para unirse en pos de un futuro común.
El país, tradicionalmente visto como uno de los más seguros de la región, enfrenta un aumento sostenido de delitos violentos: los homicidios se triplicaron en la última década, crecieron los “turbazos” (robos con violencia en grupo) y los secuestros extorsivos se volvieron más frecuentes. Estos hechos han reconfigurado el debate político y han fortalecido el discurso punitivo de la derecha.
En ciudades como Iquique, punto de ingreso de la migración irregular, la preocupación se vive con mayor intensidad. “Acá hay un enjambre de personas indocumentadas generando tráfico, delincuencia y consumo”, afirma Hernán González, trabajador de un centro de rehabilitación juvenil. Según cifras oficiales, en Chile viven alrededor de 337.000 extranjeros indocumentados, en su mayoría venezolanos.

José Antonio Kast, de 59 años y admirador declarado de Augusto Pinochet, ha centrado su campaña en medidas radicales: construcción de un muro fronterizo, apertura de una zanja en zonas críticas, despliegue de 3.000 militares para frenar ingresos irregulares, megacárceles al estilo de El Salvador y penas más duras para crimen organizado.
“Los que van a tener miedo a futuro son los narcotraficantes y los terroristas. Chile va a tener un cambio real”, declaró en el último debate. Analistas señalan que su ascenso responde a una tendencia global de fortalecimiento de la ultraderecha alimentada por la crisis migratoria.
Kast es hijo de un exsoldado del Ejército nazi y hermano de un exministro de Augusto Pinochet (1973-1990).
En 2019, fundó una fuerza de extrema derecha a su imagen y semejanza, el Partido Republicano, que conduce con una mezcla de "simpatía personal" y un "fuerte control" sobre sus dirigentes, explica a la AFP Javiera González, coautora del libro "Kast, el mesías de la derecha chilena".
Siempre viste de impecable traje, camisa blanca y corbata. Esta es su tercera campaña.
Su propuesta se resume en la lucha implacable contra el crimen y los indocumentados.
Reconoció que posee un revólver de cinco tiros, y que quiere aumentar el poder de fuego de la policía. En un acto abierto de campaña dio su discurso detrás de un vidrio blindado.
Lleva una cuenta regresiva de los días que faltan para concretar su plan de expulsión de indocumentados bajo su eventual gobierno.
"Si no lo hacen voluntariamente, los vamos a buscar" para expulsarlos, amenaza.

Jeannette Jara, de 51 años, apuesta por reforzar la seguridad sin adoptar medidas extremas: más policías, un censo de extranjeros y el levantamiento del secreto bancario para perseguir dinero del narcotráfico. “Sé el daño que hace la droga, no tengo complejo en materia de seguridad”, aseguró.
Jara, que milita en el Partido Comunista desde los 14 años, lidera una amplia alianza de centroizquierda. Sus seguidores destacan su carisma y estilo dialoguista.
"Chile es igual que una familia. No todos piensan igual, no todos se quieren igual, pero no por eso deja de ser familia", le gusta repetir en sus intervenciones.
Nació hace 51 años en El Cortijo, un barrio pobre del norte de Santiago. Estudió administración pública y leyes, y fue dirigente estudiantil.
En su juventud trabajó en variados oficios, incluida la cosecha de frutas.
"Me siento identificada con su historia de vida. También tuve que trabajar y estudiar", señaló Estefany López, de 33 años, en un acto de campaña en Rancagua (sur).
Jara surgió como opción presidencial luego de que como ministra de Trabajo de Gabriel Boric logró reducir la semana laboral, de 45 a 40 horas, y liderar la reforma del sistema privado de pensiones.
Aunque se mantiene en las filas del Partido Comunista, forma parte de su ala socialdemócrata y ha marcado diferencias con sus dirigentes más ortodoxos.
"Se plantea como disidente", dice a la AFP la periodista Alejandra Carmona, autora de la biografía "Jeannette".
La candidata comunista asumió una agenda contra el crimen y de mayores controles migratorios, más propio de la derecha.
"El tema de la seguridad pública será prioritario desde el día uno", dijo Jara en televisión.

Tercero en las encuestas, aparece el diputado Johannes Kaiser, de 49 años, quien saltó a la fama por polémicos comentarios en su canal en Youtube, donde cuestionó el derecho a voto de las mujeres e ironizó sobre casos de violación.
Curpulento y con barba tupida, usa gemelos en sus camisas con el símbolo de la cruz de hierro alemana.
Cursó siete carreras, pero no terminó ninguna.
Es líder del Partido Nacional Libertario y es considerado más radical que Kast.
Su programa combina la mano dura en seguridad, la promesa de expulsar a los indocumentados, una economía ultraliberal y un discurso conservador en lo social.
Quiere trasladar a la megacárcel de Nayib Bukele, en El Salvador, a "extranjeros ilegales que se encuentran en Chile con antecedentes penales, miembros del Tren de Aragua y de organizaciones criminales", dijo en entrevista con la AFP.
Detrás de Kaiser, se sitúa la candidata de la derecha tradicional, Evelyn Matthei.
La exministra y exalcaldesa es hija de uno de los miembros de la junta militar que gobernó con Pinochet.
Economista de formación, Matthei ya fue candidata presidencial en 2013.
En su campaña, se comprometió a cerrar la frontera a la migración irregular en un plazo de un año, con el uso de aviones no tripulados, información satelital y el despliegue de una policía fronteriza, entre otras medidas.
Unos 15,6 millones de chilenos están llamados a votar en unos comicios con sufragio obligatorio por primera vez, bajo pena de multas de hasta 100 dólares.
La elección se desarrolla en un país que, tras rechazar en dos ocasiones propuestas de nueva Constitución, ha postergado reformas sociales profundas y ha colocado la seguridad como prioridad absoluta.
Sea quien sea el próximo presidente, Chile llega a estas elecciones marcado por el miedo, la desconfianza y la demanda urgente de respuestas frente al crimen y la migración irregular.